en la foto : Roger Castillero, Peter Novey, Gloria Mar铆a De Le贸n, Gary Saavedra, Patrick Castagnet.
"Fui bendecido", es lo 煤nico que el campe贸n nacional de surf, Gary Saavedra se le ocurre, tras pregunt谩rsele c贸mo se siente luego de haber sobrevivido milagrosamente al ataque terrorista m谩s sangriento que ha sufrido el mundo, desde el 11 de septiembre del 2001.
Cinco minutos antes de que un carro bomba volara en mil pedazos la discoteca Sari en Bali matando a 200 turistas, Gary hab铆a salido del centro nocturno impulsado por unas repentinas ganas de comerse un helado en un McDonalds que estaba a 200 metros de distancia. Es como si Dios mismo lo hubiera llevado de la mano dici茅ndole: "hoy no te toca a ti".
Gary hab铆a viajado a Indonesia junto con otros 9 paname帽os, con quienes hab铆a filmado un reportaje sobre surf para la cadena ESPN Latinoam茅rica. Durante la semana, el grupo hab铆a entrado por lo menos cuatro veces a Sari para celebrar.
"El d铆a anterior todos los paname帽os hab铆amos estado en la discoteca, porque ya hab铆amos terminado con el reportaje. Ese viernes nos quedamos hasta bien tarde", recuerda Saavedra.
La noche del s谩bado 12 de octubre, Gary se encontraba separado del resto de los paname帽os, quienes ten铆an una cena programada,. Gary esperaba reencontrarse con ellos m谩s tarde. "Me dije: voy a ba帽arme, alistarme y me voy directamente a la discoteca, porque seguro que van a pasar por ahi hoy".
Sari era una discoteca frecuentada por turistas extranjeros; m谩s que nada, surfers de todas partes del mundo. El ambiente era al aire libre. Gary cuenta que entr贸 a la discoteca, sali贸 y volvi贸 a entrar para ver si esta vez encontraba a su clan, que en este momento se encontraba en un caf茅 internet, a una cuadra de Sari.
Frustrado por no ubicarlos, Gary tom贸 la decisi贸n de ir al McDonalds m谩s cercano para comer un helado.
Cuando estaba aproximadamente a 200 metros de la discoteca, un artefacto explosivo sembr贸 el terror en el centro de diversi贸n. "Estaba llegando al McDonalds y tuve una sensaci贸n muy extra帽a. Primero fue como un silencio, y despu茅s se estremeci贸 todo", afirma.
La fuerza de la explosi贸n hizo volar toda la discoteca, y las ventanas de todos los edificios en las cuadras adyacentes se rompieron, hiriendo a centenares de personas que se encontraban fuera del per铆metro.
Pero Gary no sufri贸 ni un rasgu帽o. "Algunas personas que estaban m谩s lejos de m铆 quedaron cortados y heridos. Pero a m铆 ni tan siquiera me cay贸 un vidrio", cuenta sorprendido.
Saavedra recuerda que el momento fue muy traum谩tico. Gente herida, gritando y corriendo por todos lados". Entre el caos, se reencontr贸 con sus amigos, quienes ni cortos ni perezosos regresaron al hotel muertos de miedo y desesperados por regresarse a Panam谩.
"Me siento bendecido. La verdad es que es un milagro que yo est茅 con vida. Gente con la que hablaba todos los d铆as en la playa s铆 murieron".
A pesar de que reconoce que esa noche marc贸 las vidas de todos para siempre, Gary cree que tal vez en un futuro volver谩 a surfear las olas de Bali.
"Al principio no quer铆a saber m谩s de Bali; pero ahora pienso que esto no me va a reprimir para viajar. No podemos controlar lo que los terroristas est茅n haciendo a nivel mundial", reflexiona Gary. "Cuando est谩 para ti est谩 para ti; y esta vez no estuvo para mi".
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