¿Recuerdas cuando las cámaras GoPro estaban por todas partes? ¡Todos los deportistas querían una! Su historia se remonta a 2002, cuando Nick Woodman buscaba una cámara que pudiera atar a su muñeca para que sus amigos pudieran ver sus hazañas en el surf.
Como no existía nada parecido en el mercado, decidió crear un pequeño prototipo...
Que acabó triunfando en todo el mundo.
Millones de surferos, esquiadores y ciclistas comenzaron a grabar sus aventuras con estas cámaras pequeñas y resistentes...
Nick Woodman vio entonces que esto provocaba un círculo virtuoso:
A medida que la gente veía más vídeos grabados con una GoPro, más gente quería comprar sus cámaras, lo que provocaba que se colgaran más vídeos...
¡Y así hasta el infinito!
En ese momento, a Nick se le ocurrió una idea brillante:
Pensó que si la compañía creaba una división de medios y producía sus propios vídeos profesionales más gente querría sus cámaras.
La compañía comenzó a gastar millones de dólares para desarrollar documentales y series de televisión...
Y para financiar todo este crecimiento, GoPro decidió salir a bolsa en 2014 y protagonizó una de las salidas más exitosas del momento.
En aquel momento, Nick Woodman se convirtió en el CEO mejor pagado de Estados Unidos con un sueldo de 287 millones de dólares.
Para celebrarlo, Nick se compró un yate, un jet privado, varias mansiones y una flota de deportivos...
Mientras tanto, GoPro duplicó la plantilla en tan solo 18 meses, pasando de 700 a 1600 empleados, muchos de los cuáles fueron a parar a la división de medios.
Pero no tardaron en aparecer los problemas...
Los programas fueron un fracaso y muchos proyectos ni siquiera vieron la luz.
Resultó que el círculo virtuoso funcionaba cuando los consumidores hacían sus propios vídeos, no cuando estos eran producidos profesionalmente por la misma compañía que vendía las cámaras.
Esto fue un descubrimiento muy doloroso.
Y muy caro.
Desde finales de 2015 la compañía empezó a perder dinero a una velocidad vertiginosa.
En este momento de debilidad, la competencia supo aprovechar la oportunidad para ganar terreno.
Y los teléfonos móviles, cada vez más resistentes y con cámaras de gran calidad, hicieron mella.
GoPro estaba sumergida en una profunda crisis... Así que decidieron reinventarse.
Anunciaron el producto que devolvería a GoPro a recuperar el trono: un dron llamado GoPro Karma.
Pero se estrellaron.
Literalmente.
A las pocas semanas del lanzamiento, la compañía empezó a recibir reclamaciones de consumidores porque sus drones habían perdido potencia en mitad del vuelo y se habían estampado contra el suelo.
Aunque el fallo afectaba solo a unas pocas unidades, la compañía se vio obligada a retirar todos los drones que había vendido hasta el momento.
Y su reputación cayó en picado, junto al precio de sus acciones.
¿Qué ha ocurrido con GoPro desde entonces? ¿Ha recuperado el norte?
Lo cierto es que GoPro está lejos de vivir su época dorada, pero al menos ha logrado sobrevivir.
La empresa ha recuperado el foco y ahora está centrada en su negocio principal: crear las mejores cámaras posibles para los aficionados al deporte...
Y ha descatalogado todos los productos y servicios que no tienen nada que ver con esto.
¿Qué puedes aprender de su historia?
Si tienes un negocio, es posible que te dejes seducir por nuevas oportunidades o formas de expandir tu actividad principal.
Ten mucho cuidado a la hora de crecer, porque subir demasiado los costes fijos puede ahogarte.
Como le ocurrió a GoPro cuando duplicó su plantilla para un proyecto que no dio sus frutos...
Pero sobre todo: no descuides tus productos, porque tu reputación como marca depende de la satisfacción de tus clientes.
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