LA PRIMERA TROCHA QUE UNIO A CHIRIQUI Y BOCAS DEL TORO.
El 14 de agosto de 1975 un total de 33 voluntarios, que luego sumarían 80, llegó a Chiriquí Grande procedente de David.
Fue en 1975 cuando unos 80 hombres y una mujer, cansados de que las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro estuvieran incomunicadas, abrieron una trocha por lo más espeso de la montañosa selva para acabar con esa situación.
“Faltaba poco para llegar y no había nada que comer.
Yo tenía solo una lata de sardinas y mucha hambre, como todos. No serviría de nada repartir la sardina entre tanta gente y a Cheva (Hercilia Samudio) se le ocurrió coger cinco galones de agua, ponerle sal y hacer una sopa de sardinas para repartirla entre el grupo”, explicó Carlos Enrique Landau.
“Los hombres quedaron contentos con la totuma de sopa que les dimos.
La sal y el olor a pescado ayudaron a quitarnos el hambre y seguimos adelante”, agregó.
Hace algunos días, en vísperas de la Navidad, ocho de los sobrevivientes de aquella gesta chiricana se reunieron para compartir otra vez una sopa, pero esta vez fue un sancocho y no el caldo de sardinas que los ayudó a salir de la montaña.
“Ha muerto la mayoría. Contamos a unos 33 vivos.
Los años nos han llevado a gente muy buena que fue vital para hacerle ver a las autoridades que había que hacer una carretera para comunicar a todo el occidente del país”, aseguró Hercilia Samudio.
La lista oficial de colaboradores que participaron o colaboraron en la gira es de 106 personas.
LA ODISEA
La historia indica que a finales del siglo XIX un inmigrante alemán de nombre Juan Landau hizo un recorrido a pie por la montaña. La ruta era Boquete-Cerro Macho-Cedrales-Culebra-Río Horquín-Culebra-Río Changuinola.
Landau falleció en la montaña en 1919 mordido por una víbora, pero 56 años después de su deceso uno de sus nietos dirigía la expedición por la ruta que él promovió.
Las décadas pasaron y los chiricanos reclamaban la construcción de un paso vehicular para poder viajar al atlántico.
En 1974 un grupo de expedicionarios caminó por la ruta que usaban montañeses, colonos e indígenas y se organizó un comité para conseguir los recursos y demostrarle a las autoridades que se podía cruzar con un vehículo por la montaña desde el Atlántico al Pacífico.
El paso a pie era posible, pero construir una trocha por medio de la selva era una empresa difícil. Había que luchar contra las víboras, enfermedades, el hambre, los deslizamientos de tierra, crecidas de los ríos, incomunicación, entre otras adversidades, relató Santana Montenegro, uno de los motosierristas que acudió al encuentro.
“Había un ministro de Obras Públicas que consideraba la empresa una locura y la empresa Fertica donó un vehículo Toyota 4x4 para hacer el recorrido”, relató Carlos Enrique Landau.
Aseguró que el mejor mecánico del país, Dióscoro Brugiatti, manejaba y reparaba el vehículo. “Lástima que años después un accidente de tránsito se lo llevó muy pronto”, se lamentó.
El vehículo utilizado aún está en funcionamiento y será exhibido en la Feria del Café y las Flores en recordación al esfuerzo de los “trocheros”.
De igual manera, Landau escribe un libro que registra todos los intentos de los chiricanos y bocatoreños, desde antes de la era republicana, para unir por carretera las dos provincias.
“Cuando íbamos saliendo se acercó un pelotón militar a ofrecerse como voluntarios y nosotros cortésmente les dijimos que no los necesitábamos. No les gustó y regresaron a Caldera”, explicó.
El ofrecimiento de los militares se repitió en lo más alto de la sierra y aunque los expedicionarios estaban agobiados, les dijeron que no los necesitaban. “No les podíamos dejar que se llevaran el crédito de una lucha que tenía décadas y que era puramente civil y sin intereses políticos”, aclaró.
Algunas veces, reconoció, los hombres se desmoralizaban. Pero la gente con su aliento en la montaña y por las emisoras, como Radio Chiriquí, les hacían seguir porque estaban convencidos de que el país tenía que desarrollar un paso interoceánico por el occidente.
“A veces nos llegaban personas con viandas y chicha fuerte que traían desde zonas lejanas al enterarse por las radioemisoras que seguíamos adelante”, dijo Landau.
RUTA establecida
En Chiriquí Grande el entonces vicepresidente Gerardo González fue el encargado de recibir a los “trocheros” y se comprometió a construir la carretera.
Días después, un avión del Estado salió del aeropuerto de David para llevar a una comisión de cinco “trocheros” hasta la casa de descanso de Omar Torrijos Herrera, en Farallón.
“La carretera se hará, pero no por la trocha 3 de Noviembre sino por la ruta de Gualaca, donde se construirá la hidroeléctrica de Fortuna”, dijo el entonces hombre fuerte.
Pasado el tiempo, a los “trocheros” les queda el orgullo de que paulatinamente Chiriquí y Bocas del Toro se fueron uniendo y que hoy se puede viajar de David a Changuinola.
Cortesía de Carlos Martínez.